Burgohondo

BURGOHONDO

Breve Historia:

Burgohondo se encuentra en el centro del Alto Alberche, un profundo valle rodeado de montañas, de paisaje heterogéneo y lleno de contrastes. Su elemento natural más característico es el río Alberche, eje articulador de la zona.

Su fundación se remonta después de la conquista de Toledo por Alfonso VI y la repoblación llevada a cabo por el yerno de éste, Raimundo de Borgoña a fines del siglo XI. El Convento de Canónigos regulares de San Agustín fundado en el siglo XII realizó el trabajo de roturar terrenos, que se abrieron al cultivo. La Abadía se convirtió en la capital de trece aldeas.

Su término municipal ocupa en la actualidad una superficie de 55,4 km2, entre las Parameras de Ávila y la Sierra de Gredos, y el casco urbano se sitúa a 852 m. sobre el nivel del mar. Se encuentra a 36 km de Ávila a 120 km de Madrid y en sus inmediaciones se encuentran el puente Morisco y el puente Nuevo y los despoblados de La Acevedilla, La Aldegüela, Doshermanos, Majada del Berrueco y Palancarejo. En su término se encuentra el Mojón Cimero, con 1934 m., uno de los vértices más elevados de la comarca.

Su clima, las riberas del río, sus frutales y su patrimonio histórico y cultural son su principal riqueza y sus más importantes atractivos.

MONUMENTOS

  • La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es la iglesia de la antigua abadía de Santa María de Burgohondo.
    El conjunto está formado por un atrio, la iglesia y el antiguo monasterio.
    Desde el exterior sobresale la torre, formada por tres cuerpos separados por cornisas.
    La iglesia está estructurada por medio de tres naves cubiertas con armadura, un arco toral de arquivolta doble y la capilla mayor, cubierta con bóveda de cañón.
    En el interior destaca un retablo del siglo XVIII y las pinturas murales de finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, de gran valor, que tienen como tema la pasión de Cristo.
  • La ermita de San Roque es sencilla, está construida con sillares y sus mayordomos están encargados de organizar la fiesta el día 16 de agosto en honor del santo.
  • Ermita de la Santa Vera Cruz, conocida en el pueblo como ermita de los Judíos, es el único testimonio que tenemos de la presencia judía en Burgohondo.
  • Patrimonio Etnográfico, Las Umbrías. Se llama así a una serie de caseríos que, formando barrios, se distribuyen en la sierra, en los alrededores de Burgohondo.
  • El Ayuntamiento fue reconstruido a mediados del siglo pasado, tras un incendio. Destaca el original campanario del reloj, construido en ladrillo.
  • El grupo escolar «El Zaire» es otra singular y bella construcción, de gran mérito social, al haberse construido con el trabajo y aportación de los vecinos de Burgohondo. En la actualidad se ha transformado en alojamiento y restaurante.

GASTRONOMIA
Una de las grandes variables que nos ofrece estas tierras es su riqueza humanA, gente que a lo largo de los siglos han desarrollado una inmejorable gastronomía cuya base está en los ricos productos que se cultivan, cuyo símbolo son los melocotones, que se cultivan hace más de cien años, producto de las excelentes tierras de la zona y de las condiciones climáticas muy favorables, unido al río Alberche que se encarga de regar con sus limpias aguas, estos selectos frutos. El melocotón de nuestro pueblo es apreciado en toda España por su gran sabor y olor.

Nos encontramos en un lugar lleno de exquisitos manjares producidos en las huertas, junto con la ganadería de pequeña explotación. Predomina la cocina tradicional, es decir, la cocina de siempre, centrada más en la calidad y autenticidad de los ingredientes que en la novedad de su aderezo o en el espectáculo de su presentación.

Este hecho ha permitido desarrollar una rica y variada gastronomía donde destacan platos típicos como las patatas revolconas, los fréjoles mojinos, el cocido, la caldereta de cabritos y de cordero, las carnes de Ávila, el cochinillo el capón de carnavales y todos los derivados de la matanza (jamones, lomos, chorizos, morcilla de calabaza, morcilla fresca…). Todo ello acompañado de ricas verduras y hortalizas, tomates, judías verdes, repollos, fréjoles…

No menos importante ni ricos al paladar son los dulces como las rosquillas de carnavales, las rosas, la leche frita  y los derivados del melocotón: en almíbar, en vino y secos los llamados orejones, al igual que comidos en fresco, junto con otras frutas como las manzanas, las peras, albaricoques, castañas, nueces…Todo ello regado por un generoso vino rico en matices, de marcado carácter, recio cuerpo y alto grado.